domingo, 17 de julio de 2011

¿Por qué no se persigue el fraude fiscal?

Muchos replicarán: “¿cómo que no se persigue?”. A éstos sólo tengo que remitirlos a los datos oficiales, que hablan de miles de millones defraudados al año. Y se replicará de nuevo: “eso es por algunos sinvergüenzas que...” o “es que los especuladores...”, y yo podría replicar ad infinitum. El caso es que es un hecho nos guste o no: el fraude fiscal existe, es sistémico y no se va a solucionar.

Esto también es un hecho, porque hoy me planteo desvelar uno de los secretos más (voluntariamente) ignorados de este país: no interesa perseguir a los mayores defraudadores. Dicho de otra manera: a Hacienda le interesa más asegurarse que los curritos que cobran un salario no dejen sin pagar ni un céntimo, que perseguir a los que tienen varios millones y dejan algunos cientos de miles de euros en “el limbo”.
La primera razón de por qué esto es así está clara: hay muchos más curritos con salarios fácilmente controlables que millonarios. Hacienda perderá más si se le escapa un euro a cada uno de 25 millones de curritos, que si mil millonarios se “olvidan” de ingresar 20 mil euros cada uno, por ejemplo. Aunque claro, lo ideal sería cobrarlo de todos, pero ¿por qué no es así?

Por otra razón también bastante lógica si se piensa un poco. El que tiene mucho dinero no quiere pagar nada en impuestos (verdad universal), así que contrata a alguien que se sabe las leyes de memoria (estupidez universal, preferir gastar casi lo mismo en un asesor que en impuestos) y se conoce las lagunas (que siempre las hay), para que le diseñe una estructura complejísima que sólo podrá ser destapada si algún inspector de Hacienda pone a varios funcionarios con dedicación exclusiva a cada uno de esos defraudadores. En definitiva haría falta dedicar con exclusividad 4 o 5 funcionarios, a 3 mil euros al mes por cabeza, para poder destapar un fraude de 10 mil euros; no compensa.

En esos casos, ese inspector suele reunirse con el “cliente”, y su equipo de asesores, y le propone un trato: “mira, tú y yo sabemos que nos has hecho metido un agujero que calculamos entre 100 mil y 200 euros, y que si investigamos lo vamos a destapar con intereses y multas; pero tú también sabes que nos costaría mucho y hay muchos agujeros que cubrir; te propongo que pagues  80 mil y lo dejemos ahí”. Tema zanjado; se incluyen unos 70 mil euros de fraude para las estadísticas y a otra cosa.

En países como Suiza si se hace un comentario sobre un posible fraude fiscal la gente se sonroja y posiblemente tienes una visita desagradable al día siguiente, mientras que en España la pregunta está clara: “¿y cómo se hace?” Estará insuflado en nuestros genes o será algo cultural, pero el hecho es que es así, Hacienda lo sabe y no compensa tratar de evitarlo.

Ahora que la gente sigue diciendo que una de las soluciones a la crisis actual sería evitar el fraude fiscal, por pedir que no quede. Desgraciadamente, la realidad es tozuda y hay cosas que seguirán siendo así, por mucho que algunos prefieran vivir en su utopía y hacer propuestas huecas e irrealistas.

La única medida que hasta ahora ha funcionado para evitar el fraude fiscal ha sido bajar suficientemente los impuestos para que no compense contratar a estos asesores, consultores y demás, y muchos millonarios “olvidadizos” prefieran pagar lo que les toca y olvidarse de problemas. Pero claro, vete tú a decir ahora que lo que hay que hacer es bajarles los impuestos a los ricos... (aunque se les bajase a los no tan ricos también).

Hay propuestas que no son populares, pero no siempre “lo popular” ha sido “lo sensato”. Hay que ser realistas y darse cuenta de que siempre ha sido mejor pájaro en mano que ciento volando y de otra cosa muy importante: que siempre han existido, siguen existiendo y existirán siempre los paraísos fiscales. Así que si se nos va la mano exigiendo lo más probable es que nos quedemos sin nada. Estos últimos años se ha hablado mucho de la persecución de los paraísos fiscales; que hay que reducirlos, bla bla bla. Pero si no nos olvidamos que algunos de los principales paraísos fiscales del mundo están en territorio británico (Gibraltar, las islas del Canal de la Mancha, Islas Vírgenes Británicas, Isla de Man, Hong Kong hasta hace unos años…) y estadounidense (Delaware, Islas Vírgenes Americanas, canal de Panamá…) nos damos cuenta enseguida de que todos estos “procesos” no son más que palabrería para el escaparate y una forma de asegurarse que no entren nuevos “socios” en tan restringido club.

Por tanto, tristemente los que menos tenemos siempre vamos a ser los que más presión fiscal soportemos y los más pudientes siempre van a ser tratado con más vehemencia. Pero eso no debe escandalizarnos; no olvidemos que cuanto más se les “quite” a los ricos mediante impuestos bajos, menos nos deberán “quitar” a nosotros para sufragar los gastos estatales. Ejemplos de esto existen desde hace tiempo: en China las personas físicas no pagan impuestos ya que el Estado “vive” de lo cobrado a empresas, y en Suiza los impuestos a las personas físicas son muy bajos por el mismo motivo. ¿Qué han hecho ambos países para lograr esto? Muy fácil: bajar los impuestos a las empresas lo suficiente como para que empresas de otros países decidiesen instalarse allí.

¿Realmente alguien cree que subiendo los impuestos a quien sea (ricos, empresas, pobres…) se va a lograr algún beneficio?

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