jueves, 12 de enero de 2012

Manos arriba; esto es la Aduana española

Es usted sospechoso de tener dinero. Tiene derecho a pagar en silencio y a no guardarse más dinero que pueda ser gravado luego
Cuando tú eres visitante en otro país, lo cual se presupone cuando tu estancia es inferior a 3 meses, fiscalmente nada cambia en lo que se refiere a la residencia, que es el punto de conexión que establecen casi todos los sistemas fiscales para decidir quién debe pagar y quién se puede escurrir.

Ello quiere decir que si eres residente de España deberás pagar impuestos en España estés donde estés, y lo mismo en cualquier otro territorio. El único caso que conozco que es diferente es EEUU; si tienes nacionalidad estadounidense deberás pagar impuestos estadounidenses toda tu vida independientemente de donde residas en cada momento (y en muchos casos sumando a los impuestos de tu lugar de residencia; todo un chollazo…).

Entonces, una persona residente en España tributará en España, sea cual sea su nacionalidad y esté donde esté en cada momento. Por tanto, si esa persona se va a EEUU de vacaciones se supone que también deberá tributar en España por lo que gane y (sobre todo) gaste allí. Para evitar que ello sume a los impuestos de allí, se firman acuerdos de doble imposición. Básicamente lo que suponen es que tú declaras en aduanas (en el momento de regresar a España) los impuestos estadounidenses que has pagado, te lo devuelven y luego te hacen pagar lo que correspondería por los impuestos españoles equivalentes. Al final, todo se basa en el IVA o su equivalente foráneo, ya que cuando estás de viaje lo más normal es gastar.
Sin embargo, para evitar quebraderos de cabeza en gastos pequeños y/o en cosas de uso personal no se exige este trámite, de modo que sólo lo efectúa el turista si le sale a cuenta y le apetece. Y, sinceramente, creo que ninguno de nosotros lo hemos hecho nunca aunque nos comprásemos algo fuera aunque sólo fuese por pereza.

Sin embargo, a día de hoy muchas cosas han cambiado. Y una de esas cosas es que ahora hace falta el dinero, de donde sea, como sea y del color que sea. El Estado que antes regalaba el dinero a espuertas ahora lo necesita más que el aire que respiramos. Impuestos ocultos, multas con las que ya no se hace la vista gorda, recortes... Todo es posible ahora. Y eso es precisamente lo que sucede en Aduanas.

Por experiencia personal puedo decir que ahora si recibes un paquete del extranjero (al menos si llega de China o EEUU) da igual lo que vaya dentro, su valor, que sea ropa usada o que sea tierra quemada, te va a llegar una cartita de amor de la Aduana con un sobre muy chulo y grande recordándote que tienes que hacer una declaración de valor y presentar un DUA, que es el documento en el que declaras lo que hay en el paquete y cuánto vale. Ellos te recuerdan que el paquete está en Madrid y que el DUA hay que presentarlo personalmente allí, pero si no quisieses hacer el viaje para presentar un papel (¿quién no se iría a Madrid a presentar un papel, si está ahí al lado?) ellos te ofrecen el servicio de presentarlo en tu nombre y hacerte la vida más fácil; por unos 40 euros de nada, más IVA, por supuesto. Aparte, claro, de los impuestos y derechos de aduanas que decidan que debes pagar.

Lo curioso es que si tú te envías el paquete a ti mismo porque, por ejemplo, no te caben las cosas en la maleta de 20 kilos que te permiten facturar, la situación es que tú en Correos del país que sea pagas unos 100 euros por el envío y luego, por obra y gracia de los paupérrimos bolsillos de la Hacienda española, pagas otros 40 por recibirlo. Así, by the face.

Este ánimo recaudatorio que se está mostrando en todos los ámbitos de la vida ha llegado también a la Aduana, y eso nos fastidia especialmente a los que viajamos o tenemos familiares fuera, pues ahora tenemos que pagar unos 40 euros por recibir un paquete. Y digo yo: si ya pagué unos 100 por enviarlo, ¿esto no es una forma oculta de cobrar dos veces por un mismo servicio? Sobre todo cuando durante años no fue necesario pagar nada, a no ser que hubiese sospechas fundadas de que había una transacción comercial de por medio (un contenedor completo, 20 productos iguales nuevecitos, etc). Y el caso es que me empiezo a cansar de que me den el palo.

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