jueves, 5 de enero de 2012

Sobran funcionarios como éstos

Funcionario a pleno rendimiento

Vigo es una ciudad de mar. Su puerto está en una situación privilegiada que, aunque todavía no es aprovechada totalmente, la ha colocado en el mapa. Los intercambios con el extranjero son tónica común; tal vez no con la intensidad que cabría esperar, pero abundantes. De hecho, empresas como Citroen han decidido implantarse aquí. Consecuentemente, en la universidad de Vigo hay una facultad de traducción e interpretación. No voy a meterme con la calidad de la enseñanza ni la preparación que puedan recibir los alumnos en esa escuela, pero lo que es un hecho es que cada año se licencian numerosos jóvenes que algún día querrán ser traductores. Es una función que es necesaria, muy interesante y muy mal pagada, pero que existe.

Resalto que “existe” por un suceso curioso del que fue protagonista la mañana pasada en Hacienda. Iba a dar de alta la agencia de traducción de la que soy administrador y de cuyos servicios muy pronto podréis disfrutar en el censo de la Agencia Tributaria en Vigo, al lado de los Juzgados, cuando se dio el siguiente intercambio entre la funcionaria y yo:

                - Pero, ¿esto qué es? ¿”Agencia de traducción”?
                - Sí, una agencia de traducción…
                - Pero, ¿es una empresa o qué es?
                - Sí, una empresa; quería darla de alta y…
                - Pero sólo se pueden dar de alta negocios que existan. Esto de “agencia de traducción”… Yo es que eso no lo he escuchado en mi vida… Pero, ¿qué hace esto?
                - Pues… traducir cosas, como documentos, o... no sé…
                - Pero vamos a ver; entonces traducís vosotros, ¿no? Pero es una empresa, entonces… Pero, a ver, no lo entiendo, entonces ¿traducís o no traducís?
                - A ver; los clientes no envían un texto, nosotros buscamos un traductor adecuado, nos lo traduce y se lo devolvemos al cliente traducido. Una agencia de traducción, vamos.
                - Pues no sé… Voy a ver en el listado de actividades del IAE. Pero yo ya te digo que esto nunca lo había visto en mi vida y no creo que te lo vayan a aceptar.

Abre su libro lleno de colorines y dibujitos, pasa hojas, pasa hojas…
                - ¡Ah! Mira, sí; aparece “servicios de traducción”. Supongo que será esto, ¿no?
                - Digo yo…

Una funcionaria de entre 40 y bastantes y 50 y pocos no sabía ni lo que era una agencia de traducción… Interesante… ¿Es así como España va a solucionar sus problemas abriéndose al exterior? ¿Con funcionarios incompetentes que no se preocupan ni de informarse sobre el mundo en el que viven?

Pongámosle color ahora a la situación. Eran las 2 pasadas; ya le estaba debiendo a la mujer unos minutos de su “tan merecido” descanso de 19 horas hasta que picase al día siguiente, y estaba atendiendo con resquemores y con una compañera al lado con cara de punto externo del recto que, sin dejar de mirar su móvil plateado, decía como para nadie y para todos “ya te lo dije… ya te lo dije…”, queriendo decirle que no debía habernos atendido.

Al final la cosa quedó en que volviésemos el martes (ayer era miércoles) porque es cuando regresa su compañera que es la que sabe “de esos temas raros”. No fue una invitación, sino una imposición, pues acto seguido se volvió a su mesa para seguir larequeando con la simpática del móvil.

Yo de esta historia me quedo con lo siguiente. En Vigo tenemos funcionarios que en cuanto da la hora cierran por defunción. Que no se enteran de nada. Que no les importa no enterarse de nada. Cuya misión en la vida es estar ahí haciendo lo mínimo posible hasta jubilarse y entonces seguir chupando del bote. Gente que seguramente sus conocimientos generales y de informática pueden ser superados por un niño de 12 años algo despabilado. Que se sienten con razón en no querer atender a nadie fuera de hora. Que no te ayudan en tu engorroso papeleo. Que están trabajando “obligados”…

Y digo yo: ¿y por qué lo permitimos? ¿No sería mejor echar a todos estos parásitos y meter a gente joven, con cabeciña e ilusión, a hacer ese trabajo? Creo que sería una buena forma de agilizar la Administración Pública, de contrarrestar el paro juvenil y de dar un buen servicio al ciudadano, que sigue siendo el cliente y no un súbdito, no lo olvidemos.

Alguno dirá, “pero con las pensiones que habría que pagarles…”. Yo contesto, “¿qué pensiones?”. ¿Alguien me está diciendo que con un sueldo de alrededor de 2000 euros por trabajar media jornada no se ahorra para una jubilación? Pues mala suerte, amigo.

Es que muchas veces tenemos lo que nos merecemos…

1 comentario:

  1. Al hilo de este artículo, hace un par de días, una funcionaria del mismo centro le contestaba a una persona que le había preguntado si las facturas llevan IVA (también vaya pregunta): "eso yo no lo sé; eso tiene que saberlo usted;¿por qué voy a saber yo eso?"

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