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No os bajeis, que enseguida lo cambiamos |
“Menudo desastre”. Estoy seguro de que no soy el único
cliente de esta… “entidad” que ha pensado esto desde que comenzó la fusión más
complicada de la historia empresarial. Porque digo yo que con los problemas que
están teniendo y lo mal que lo están haciendo, la única explicación que es esté
siendo extremadamente difícil de llevar a cabo.
Los bancos Santander, Central e Hispano se fueron fusionando
en su momento, como también lo hicieron los de Bilbao y de Vizcaya, y más
adelante éstos con Argentaria, y no recuerdo yo que se hubiesen dado tantos
problemas. Lo mismo ha estado sucediendo con el feto del que algún día saldrá
en banco Bankia y pronto pasará entre el Popular y el Pastor y no pululan más quejas de lo común.
¿En alguno de estos casos se les cambiaron los números de
cuenta a los clientes con nocturnidad y alevosía, sin comunicarlo y sin
asegurar que la actividad financiera de éstos no se viese afectada? ¿En alguno
de estos casos algún cliente se quedó sin recibir un pago porque le habían
cambiado el número de cuenta y el código SWIFT sin avisar? ¿En alguno de estos
casos el cliente de toda la vida, al que se le avisaba si le entraba un recibo
o había algún descubierto, se convirtió de un día a otro en un apestado al que
no se le fía ni un céntimo y del que no se quiere saber nada?
Es posible que con la última pregunta me la esté jugando,
aunque sólo sea porque a día de hoy en el banco se aplica a rajatabla el “nadie
conoce a nadie”, pero hasta hace muy poco había mucha gente que si no tenía su
cuenta en ING al 3% y sin comisiones, y mantenía su dinero en Caixanova (o como
se llame hoy y se llamará mañana) al 0,01% y las comisiones que le cobrasen sin
saberlo, era precisamente porque “en su caja” le ofrecían un servicio que
ninguna amable señorita le podía prestar por teléfono y/o entrando en la “página
güé del ordenador de mi hijo”. Había un trato humano, la gente te conocía,
podías ir a ingresar, si tenías un problema se esforzaban en solucionártelo incluso
por teléfono y aunque estuvieses en China (literalmente).
Pero ahora ya no. Rotan a los empleados sin control, nadie
te avisa de nada y para todo el DNI, aunque te conozcan de hace años. Un día le
pregunté a un director de sucursal qué valor añadido me ofrecía Caixanova (o lo
que sea) frente a ING y me respondió que allí eran más simpáticos. A cuadros me
quedé. Eso sí, luego no nos cobró 15 euros por hacer una transferencia (teclear
algo así como 30 teclas) que solucionaba parcialmente un problema que ellos
habían creado. Bien, bien…
Es curioso, desde mi punto de vista, que todas las quejas
que les plantean los clientes (y últimamente son muchas) ellos las solucionen
quejándose a la vez de “los de arriba”. Es muy posible que sea así, pero que
nadie se olvide que si el cliente se va el dueño del chiringuito lo notará en
el bolsillo, pero el empleado también lo acabará notando en su situación
laboral.
De todos modos, está también claro que “los de arriba” no
están haciendo sus deberes desde hace tiempo. No me meto ya en esos 10 millones
que fueron absorbidos por un agujero negro sin que nadie sea responsable, pero
¿cómo es posible que decidas un día que te vas a llamar NovaCaixaGalicia (collejón
al ideó el nombre), te gastes una millonada en cambiar todos los carteles, la
publicidad, las libretas de los pensionistas, etc etc, y poco después te venga
la iluminación y decidas llamarte NovaGalicia, condenando a la obsolescencia
todo ese gasto recién hecho? Y lo más increíble: que nadie ha dicho nada.
En resumen, en un momento malo, en el que no hay pesetas,
nos ponemos a gastar a dos manos, a tratar a los clientes lo peor que podamos y
a putearlos todo lo posible, subimos las comisiones y a eliminanos servicios… ¿Así pretenden retener clientes? Luego ves la publicidad que dice “un nuevo banco con los clientes de toda la
vida” y piensas: “sí, sí… ¬¬”
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