sábado, 10 de diciembre de 2011

Brise; oh, si... riete de mi, como a mi gusta...



Hace poco Brise bombardeó el mercado español con unos anuncios en TV en los que unas personas se sorprendían como chimpancés de que un ambientador soltase un chorro de perfume automáticamente cada cierto tiempo. Parecía que la base del producto, y del anuncio, era lo sorprendente de esta nueva tecnología que permite que el ambientador funcione por sí solo.

Tal vez alguien en la filial española también tuviese, como yo, un aparato exactamente igual en su casa cuando era pequeño, hace más de 20 años, y por tanto se arrepintiesen del anuncio, pues me ha sido imposible encontrarlo en internet.

Personalmente me parece muy bien que empresas como ésta (o su matriz) consideren oportuno tratar a sus clientes americanos como chimpancés, vendiéndoles una “tecnología” de tres décadas atrás como una novedad, pero tal vez deberían reconsiderarlo cuando lo intenten en países donde el nivel cultural abarca más allá de la cúspide y la base de la pirámide.

Sin embargo, parece que no aprendieron la lección, y ahora vuelven a la carga con un anuncio obviamente reciclado de un original estadounidense (esos actores blancos tan blancos en esa casa tan high-class…). La gran “novedad” que nos venden ahora es cambiar el envase exterior del ambientador por una especie de probeta de plástico con acabado de falso mineral. Dadme un minuto para que me recupere de tan significativo avance para la humanidad…

Por si alguien no se da cuenta de qué estoy hablando, en este enlace podréis dejar que Brise cambie vuestra concepción de la vida:

Y yo me pregunto: ¿realmente somos tan estúpidos los consumidores? ¿Realmente compramos productos como éstos? Porque si no es así, ¿por qué siguen riéndose de nosotros?

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